Ensalada de flores para comer

Además de adornar y alegrar nuestros jardines, terrazas y balcones las flores poseen también un valor nutricional y alimenticio muy desconocido actualmente, a pesar que en el pasado eran muy recurridas para aromatizar platos, condimentar, conservar o simplemente como alimento crudo. Te descubrimos algunas flores comestibles y para qué puedes utilizarlas en tu cocina diaria.

comer floresHubo un tiempo en el que el pudín de flores, la caléndula en vinagre, el vino de violetas o las conservas de lavanda eran un plato habitual en la dieta de muchas personas. Las flores han sido siempre un objeto de belleza y deseo pero también un ingrediente que no faltaba en muchas cocinas. Ahora son muchos los que redescubren las propiedades nutricionales de las flores. Las rosas son una de las flores más exprimidas, de ellas se obtienen cosméticos y perfumes pero también se elaboran mermeladas de las variedades gallicia, centifolia y damascela que son de un gusto más dulce que otras. También sirven como almíbar, vinagre o para condimentar cualquier postre ya que es una de las flores con un aroma y olor más intenso.

Los pétalos de las rosas pueden secarse y utilizarse después en ensaladas o picarlos para elaborar un postre con crema y fresas. En Mongolia usan los capullos antes de abrirse, llamados pimpollos, para condimentar los estofados y en Oriente Medio para las cremas, postres e incluso la carne. En la India los pétalos de un tipo de margarita, la caléndula, son plato habitual en las mesas donde se presentan ligeramente horneados y sazonados con clavo y canela otorgándoles un sabor amargo. En Europa esta misma flor se utilizaba como colorante natural para arroces y era un sustituto barato del azafrán. La lavanda o el espliego son también flores cuya presencia no es más común aunque deben utilizarse con precaución ya que tienen un sabor muy fuerte.

Con los pétalos de casi cualquier flor podemos preparar una infusión que si la espesamos se convierte en una crema de repostería para bizcochos o helados. El aroma de la flor puede transmitirse al azúcar si lo guardamos en un frasco hermético con unos cuántos pétalos y hay quién incluso elabora su propio vinagre de lavanda para el pollo, el conejo o el arroz. Debemos ser prudentes ya que las hojas de la lavanda una vez secas desprenden un aroma muy intenso por lo que no debemos usar grandes cantidades sino queremos eliminar otros sabores.

La capuchina es una flor originaria de Perú pero que se ha convertido en habitual de los jardines y parques de nuestras ciudades. Con su semilla macerada durante seis meses en vinagre blanco hervido conseguiremos un excelente aderezo para nuestras ensaladas. Si la mezclamos con macís y pimienta blanca  obtendremos un potente vinagre. Las hojas se utilizan en ensaladas y consiguen un buen contraste de sabores mezcladas con judías blancas y champiñones dándoles un toque picante. También son ideales para una sopa juliana una vez los pétalos están secos y cortados y mezclados con el resto e verduras y hortalizas.

La violeta es una flor de corta duración pero de un sabor dulce y suave. Sus pétalos son ingeridos crudos en ensaladas con endibias y sirven de relleno para tortillas o con sopas frías. Las violetas maceradas en agua sirven para aromatizar púdines y postres y con las de tres colores se elaboran almíbares o se escarchan con azúcar glacé y huevo.

Prácticamente todas las flores que nos rodean pueden ser comestibles aunque de algunas sólo son aprovechables nutricional y culinariamente algunas partes como los pétalos o las hojas pero casi todas tienen al menos la propiedad aromatizadora que las hace tan agradables. No dudes en incorporar alguna de estas flores a tu dieta para enriquecer tus platos y la próxima vez que vayas a comprar al supermercado… ¡no te olvides de pasar también por la floristería!.